" Encuentra un buen lugar para vender palomitas de maíz y después construye un cine".
Así rezaba un dicho popular en los años de la Gran Depresión en los Estados Unidos…
¡Aprende con nosotros las lecciones de Negocios que tienen que contarte las palomitas de maíz en la industria del cine!
Muy pocos son los productos para los que todo el mundo tiene una opinión positiva y una muy alta valoración por sus atributos.
Tratándose de las palomitas de maíz o popcorn muy pocos pueden resistirse a sus encantos ya que su gran capacidad para mezclarse con otros ingredientes tan sencillos como la sal, el limón o el chile, pueden convertir al humilde maíz en un alimento delicioso.
Pero más allá de los beneficios que tiene el consumo de maíz inflado para nuestra nutrición, resulta muy interesante la lección de negocios que las palomitas tienen que contarnos en relación a su indivisible socio comercial que es el cine.
Las palomitas de maíz están muy vinculadas al entretenimiento, ya desde finales del s. XIX se podían disfrutar en ferias, circos, y eventos deportivos en los Estados Unidos. Sin embargo, el enclace perfecto que hoy conocemos entre el cine y las palomitas de maíz, no siempre fue así; ya que por los albores de los años 20’s, las salas de cine eran lujosos recintos construidos con una bella arquitectura que no veían con buenos ojos que sus elegantes alfombras se cubrieran de esas pequeñas y crujientes bolas blancas de maíz que consumían las personas menos afortunadas económicamente.
Pero la historia tenía reservado un lugar especial para las palomitas de maíz ya que los momentos bélicos mundiales y la Gran Depresión Económica en los Estados Unidos en 1929 golpearon profundamente la economía de todo el mundo dejando una ola de desempleo y pobreza para una gran parte de la población norteamericana y europea.
Durante esos años, las películas dejaron de ser mudas para dar paso al sonido, lo que atrajo más público a las salas de cine y por consiguiente más clientes que con 5 y 10 centavos compraban la única golosina que podían pagar y que eran las palomitas de maíz disponibles en los carritos móviles establecidos en las calles cercanas a las salas de cine.
La historia dice que muchos empresarios de los lujosos cines al cuantificar la gran ganancia que obtenían los vendedores callejeros decidieron incorporarlas a sus propias salas y beneficiarse ellos mismos de tan noble producto.
Así fue como el maíz popular o popcorn pronto se convirtió en el invitado especial en cada proyección de la pantalla grande.
Por lo tanto, las lecciones de negocios que nos cuentan las palomitas de maíz son:
Estupenda diferenciación de producto a través del factor precio.
Alta rentabilidad con muy bajo costo de producción.
Potente asociación psicológica entre entretenimiento y producto.
Finalizamos nuestra nota con un dicho popular en los años de la Gran Depresión:
" Encuentra un buen lugar para vender palomitas de maíz y después construye un cine".
Atentamente,
Antena Colegio