¡Zum zum! ... de pronto una pequeña flecha de jade cruzó a toda prisa el taller de los dioses mayas y abriendo sus alitas nació el hermano colibrí o ts'unu'un el eterno e incansable mensajero de las ideas, pensamientos y buenas noticias del mundo maya.
El proceso de comunicación consiste en transmitir un mensaje desde un emisor a través de un canal a un destinatario final que llamamos receptor. Si el mensaje es entendido por el receptor entonces sabemos que las ideas fueron claramente comunicadas.
Esos fragmentos de información que llamamos ideas y pensamientos y que dan vueltas en nuestras cabezas son el punto de partida de una hermosa leyenda maya sobre el colibrí o ts'unu'un, el noble mensajero de los dioses mayas.
La historia cuenta que en el principio de todos los tiempos los dioses mayas teñían de esmeralda sus selvas y pintaban de azul turquesa las aguas de sus mares, creando y dando paso a todas las criaturas que habitarían la la tierra y que eran delicada y bellamente amasadas con barro y maíz en las paternales manos de los dioses artesanos.
Así y mientras transcurría la jornada en el apurado taller artesanal una fuerte y delicada mano abrió sus dedos para dar paso a un hermoso felino dorado con manchas en la piel; era el nacimiento del báalam o jaguar, que cautelosamente daba sus primeros pasos en el taller de sus creadores.
Ahora otra mano se abría y un mosaico de colores iluminaba el taller con la cola de un majestuoso pavorreal que los dioses llamaron kúuts.
Esa mañana era un día muy alegre y colorido ya que cada dios maya trabajaba afanosamente con las manos del artesano más diestro dando paso a todas las criaturas de la creación.
Conforme cada nueva criatura veía la luz también recibía las instrucciones de las tareas que debían realizar en la tierra, así por ejemplo cuando el mono apareció recibió el encargo de llevar alegría, buen humor y vibra positiva por todos lados, mientras que el perro era encomendado para tener un corazón puro, noble y las mejores intenciones para todo el mundo.
Cuando la jornada estaba muy avanzada y la luna comenzaba a salpicar el cielo con sus destellos de plata, uno de los dioses mayas contemplando cada una de las hermosas criaturas que estaban por poblar la tierra se percató que todo mundo había sido esculpido con una majestuosidad excepcional pero revisando su listado de tareas notó que faltaba algo, faltaba un mensajero; un emisario que llevara las ideas y pensamientos de cada criatura de un lado a otro.
Apresuradamente corrió con el artesano más experimentado del taller para decirle que necesitaban un mensajero portador de buenas noticias y grandes ideas en el mundo maya.
El dios artesano escuchó atentamente la omisión que habían hecho y notando que el barro y el maíz con el que creaban cada criatura no alcanzaba para dar vida al emisario portador de buenas noticias en el mundo maya, optó por tomar una pequeña piedra de jade que había en el taller y que después de tallarla, apareció una flecha muy pequeñita, muy delicada, muy frágil y muy hermosa.
Asegurándose de que la pequeña flecha era perfecta por todos los ángulos, cerró sus ojos y sopló muy suavemente pero con la fuerza suficiente para impulsarla por el enorme taller. ¡Zum zum! la flecha volaba rápidamente por todo el taller y se convertía en un delicado y noble colibrí que los dioses llamaron ts'unu'un.
A la mañana siguiente la vida comenzó en la tierra y cuando el colibrí cruzaba velozmente la selva buscando las flores más hermosas para alimentarse, los hombres se maravillaban con su belleza y gracia por lo que muchos buscaban atraparlo, pero los dioses al darse cuenta de ésta horrenda idea prometieron castigar a toda persona que se atreviera a atrapar a uno de los mensajeros del mundo maya, por esta razón nunca nadie ha visto a un colibrí en una jaula o en las manos de un hombre.
Hoy en día el ts'unu'un es un mensajero incanzable que lleva las ideas, pensamientos y buenas noticias de aquí para allá, por lo que si ves alguno de ellos, simplemente piensa tus mejores ideas que él se encargará de llevarlas muy muy lejos hasta dónde los dioses mayas moran cuidando los pensamientos de los hombres.
Atentamente,
Antena Colegio